Es una enfermedad muy común, su frecuencia se incrementa después de los 60 años. La mayoría de las veces es asintomática y por este motivo es subdiagnosticada.
Entre los muchos problemas que produce cuando no se controla adecuadamente, el más llamativo es que acelerara de la arterioesclerosis. Es decir facilita que las arterias se envejezcan más rápidamente y un paciente de 50 o 60 años puede tener unas arterias de 70 a 80 años. Las arterias que más se afectan son las que irrigan el corazón (Enfermedad coronaria e infarto), las del cerebro (eventos cerebrovasculares), Ojos (ceguera), Riñones (falla renal), Miembros inferiores (dolor al caminar en los músculos de las piernas)
Si la presión no se trata la supervivencia se disminuye hasta 10 años. Por las características de sus manifestaciones súbitas se conoce también con el nombre de asesino silencioso.
La evaluación médica, el control y su estudio son fundamentales para evitar complicaciones.
Unas medidas generales como el bajo consumo de sal, dieta con alimentos ricos en potasio cuando no se tiene falla renal (naranja, banano, papa con cascara, zanahoria, manzana, brócoli), bajar de peso, evitar el cigarrillo y el licor, hacer ejercicio rutinario y un buen manejo del stress ayudan a controlar las cifras de tensión arterial. Ya el tratamiento farmacológico debe ser orientado y dirigido por cada médico según las características de cada paciente.
Las últimas guías de manejo de hipertensión recomiendan que la presión sistólica no sea mayor de 140 mmhg y la diastólica no sea mayor de 90 mmhg.